Luis Muñoz Marín: en su centenario, 1898- 1998
Por: Alexis Oscar Tirado Rivera
A mi padre: legislador, maestro y buen hombre;
quien conoció a Muñoz y aprendió a ser fiel a su gente.
El 18 de febrero conmemoramos el natalicio de uno de los hombres más querido por los puertorriqueños de la generación de nuestros padres y abuelos, Luis Muñoz Marín. Antes de esa generación, sus antecesores admiraron al padre, Luis Muñoz Rivera. Hoy mi generación recoge los frutos y recuerda las gestas patrióticas de estos dos grandes en la política puertorriqueña.
Luis Muñoz Marín, nació en San Juan de Puerto Rico, en medio de dos acontecimientos de mucha importancia para los puertorriqueños: por un lado se celebraba la en esos dias la otorgación de la Carta Autonómica (hoy hace 100 años) y la penosa crisis que provocó la nación poderosa del norte y su naciente imperialismo- expansionismo, con el estallido de la Guerra Hispanoamericana (hoy hace 100 años):
"La política expansionista y yo fuimos dos recién nacidos del 1898, estupefactos ante un mundo nuevo del cual no sabíamos nada..."
escribió Muñoz Marín en su
Historia del Partido Popular Democrático. Y fue una mera casualidad que el destino los haya traído juntos; ambos jugarán un papel protagónico en el desarrollo del Puerto Rico en los próxmos años del nuevo siglo.Su niñez la pasó precisamente detrás del líder puertorriqueño, detrás del Comisionado Residente, detrás del periodista, pero, siempre inquieto, estudiando, buscando y tratando de entender el mundo que le rodeaba para así hacer entender a otros ese mundo. Al revisar el periódico La Democracia, como parte de mi trabajo de investigación de mi tesis de maestría, durante aquellos años en que el padre emprendía día y noche su lucha para un Puerto Rico más justo, encontré que el niño José Luis Alberto pasaba gran parte de su niñez en las montañas de Barranquitas junto a su inseparable madre y en ocasiones a su padre.
Allí (en Barranquitas) tuvo la oportunidad de ser observador de la miseria que rodeaba a los campesinos que habitaban. Muñoz, el niño investigador, alerta, detrás de su padre ya conocía muy bien al puertorriqueño. Me imagino que se preguntó ¿por qué aquel campesino vivía así? Esa es la grandeza de Muñoz Marín, el conocimiento de que había que impartir justicia equitativa. Desde niño vivió y supo lo que era la miseria; miseria que aquellos políticos del verbo florido habían sumido a Puerto Rico.
Al morir su padre, Muñoz Marín abogó abiertamente por la independencia de su patria. No se unió al Partido Unión, el partido de la mayoría de los puertorriqueños desde el 1904. De hecho, su padre fue el líder máximo de la colectividad. En la década de 1920, se vinculó al Partido Socialista y a la Federación Libre de Trabajadores. Durante esos años, ayudó a Santiago Iglesias Pantín, quien era el líder indiscutible de los trabajadores puertorriqueños. Como parte de la defensa de los trabajadores, Muñoz Marín participó activamente en aquellas grandes huelgas de la década, especialmente en la industria azucarera. Los trabajadores de las centrales se lanzaron a la calle contra la política abusiva de las grandes corporaciones de oprimir a la clase trabajadora.
"Participé en movimientos de huelga de los trabajadores por mejorar sus condiciones de vida."
escribía Muñoz Marín. Aquellos dias en Guayama se recuerda los grandes incendios que afectaron miles de cuerdas sembradas de caña desde la Machete a la Josefa. Todo era por la reivindicación social y distribución equitativa de la riqueza frente a los poderosos Aguirre, Guánica y Fajardo, centrales de capital absentista.
No fue hasta 1932 y militando en el Partido Liberal, que Muñoz Marín accede a ocupar un cargo público. Fue electo Senador por Acumulación en minoría. El Senado será para él su "su casa de cristal" para luchar por las reivindicaciones sociales del puertorriqueño. A partir de entonces y a los 34 años decide quedarse definitivamente en Puerto Rico, luego de haber estado acompañando a su padre en Washington y de pasar su juventud entre Nueva York y Puerto Rico.
"Yo tengo fija mi vista en los próximos treinta años de vida futura de Puerto Rico. Para realizar en ese término la labor fundamental de mi patria. Por lo tanto es necesario que yo me quede en Puerto Rico y en una casa de cristal para luchar por la libertad de mi patria..." La Democracia, 13 de septiembre de 1932.
A pesar de estar en el Senado vio frustrado sus sueños y anhelos por garantizar un Puerto Rico de condiciones de vida buena; pero su estadía de cuatro años allí no fue en vano.
Sin ser líder de primera línea dentro del Partido Liberal, consiguió que el carismático Franklin Roosevelt, se interesara por la Isla. Los programas de Reconstrucción- del presidente Roosevelt- beneficiaron al país- no del todo- la crisis económica que vivía su pueblo. Muñoz Marín abogó por la salida de las grandes empresas que controlaban la economía isleña, un monopolio rampante. Se recuerda que estas empresas violaban los principios de la Ley de 500 acres para producción. Para el senador Muñoz Marín estas corporaciones iban en
"...detrimento del derecho a la vida de las grandes masas del pueblo de Puerto Rico."
Fue en 1937 que definió su proyecto político futuro. Entró en discrepancias con el liderato del Partido Liberal tras conseguir en Washington la radicación de legislación pro- independencia, pero una de carácter amistoso y beneficiosa económicamente a los puertorriqueños. Al rechazar su propuesta y ver la inmovilidad de los sectores políticos dominante, se separa por completo del Partido y forma junto a otros puertorriqueños un nuevo movimiento políticoque siguiera los principios de justicia social y solidaridad con las causas del campesinado. En 1938 funda el movimiento político llamado
Partido Popular Democrático (hace hoy sesenta años). Barranquitas y Luquillo fueron los dos primeros municipios en acoger favorablemente la propuesta de Luis Muñoz Marín. Barranquitas, obvio, su familia residía allí, y allí era por donde debía empezar. Simbolizaba además, la nueva política en Puerto Rico. Basta ya de los verbos floridos; basta ya de defender a las grandes corporaciones. Para Muñoz era más importante que el campesino tuviera Pan, Tierra y Libertad. Definió su Jalda Arriba en el discurso pronunciado el 17 de julio de 1938, frente a la tumba de su padre:"Venimos para hacer, en la forma más solemne la rededicación de nuestro espíritu para salvar a nuestro pueblo de las fuerzas externas causantes de su angustia y de las pequeñeces internas que lo paralizan en su lucha por poner término a su angustia. Venimos a ofrecerte, a jurarte, que la altura, la integridad, la honradez y la verdad perdurarán en la acción pública de estos montes y valles de Puerto Rico, que ni el más humilde jíbaro podrá ser engañado impunemente, que habrá Pan, Tierra y Libertdad para este pueblo, para que tu vida no haya sido en vano, para que el fruto de tu vida no sea amparo de ambiciones y rencores sino Pan, Tierra y Libertad para los hombres."
Estas palabras resumen claramente su aspiración de ver a un pueblo rumbo hacia el progreso, superación y su propio entendimiento. La campaña de 1940 será la que marque la ruta hacia los próximos treinta años. Basta de hablar del status, "el estéril debate" como decía. El pueblo entendió el mensaje y triunfó los ideales de Pan, Tierra y Libertad. En su magistral discurso de la victoria el 16 de noviembre de 1940, pronunciado por la WKAQ, Muñoz Marín resumió aquella gesta del campesino de Barranquitas de la siguiente manera: "el sol del seis de noviembre llegó quemando sogas y derritiendo cadenas." A partir de entonces el claustro de la Universidad de Puerto Rico era libre; los maestros, eran libres; los empleados públicos "... que cumplen con su deber y dan servicio honrado..." eran libres; amanecieron libres de coacciones y amenazas los agricultores, en fin todos aquellos que sufrían vejámenes del más crudo régimen colonial eran libres.
Recordar al también fundador del Estado Libre Asociado de Puerto Rico, mantener vivo los ideales de justicia social, de reivindicaciones y solidaridad que debe reinar en el pueblo. Su último discurso a la Asamblea Legislativa el 11 de febrero de 1964, recoge sus principales preocupaciones en torno al desarrollo de su pueblo: plena educación en cantidad, calidad y profundidad; máxima salud para todos; hogar propio para cada familia; balance entre lo urbano y lo rural; abolición de la pobreza extrema; y creciente proporción de la economía en manos de puertorriqueños. Estos seis puntos del "Propósito de Puerto Rico" son los que hoy Puerto Rico debe adoptar para su desarrollo y buena convivencia. Muñoz Marín, el niño inquieto, el poeta, el periodista, el político, el legislador, el gobernador, el hombre de estado; nos dejó su mejor poema, el amor a la patria y con ella a su gente: la patria pueblo.
"El sueño que duerme en los pechos estrujados por la tisis (¡Un poco de aire, un poco de sol!) El sueño que sueñan los estómagos extrangulados por el hambre (¡Un poco de pan, un pedazo de pan blanco!) El sueño de los pies descalzos (¡Menos piedras en el camino, Señor, menos botellas rotas!) El sueño de las nucas horizontales (¡Techumbre, hojas, yaguas: el sol esterrible!) El sueño de las manos callosas (¡Musgo... olán limpio... cosas suaves, blandas, cariñosas...!) El sueño de los corazones pisoteados (¡Amor... Vida... Vida...!)
En conmemoración del centenario de Luis Muñoz Marín, nuestro mejor homenaje.
(Este escrito se publicó en el periódico regional El Nuevo Impacto de la ciudad de Guayama, Puerto Rico, en su edición del 18 al 24 de febrero de 1998. P. 13.)
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